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Me acordé de Tetrix

Poco más de media hora había pasado del encuentro. La garganta seguía picando, los conductos nasales y los labios estaban secos, beber agua era una necesidad imperiosa y el olor a humo permanecía impregnado en el abrigo. Signos de un problema que sigue vivo.


En el barrio San Martín de Paraná (popularmente conocido como el Volcadero debido a que hasta allí llega la mayor parte de los residuos de la ciudad) vive Estefanía Zapata junto a sus tres hijas: Candela de 6 años, Nerea de 4 y Oriana de 2. En una casilla prestada esperan por una solución urgente.


El camino comenzó en la parroquia Guadalupe, y mientras el padre Gustavo Mendoza avanzaba por calle República de Siria los saludos se multiplicaban. Con los viejos y los jóvenes, los adultos y los niños, el trato era más que familiar. Una vez más –y como todos los días- ingresaba al barrio.